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Con la gran cantidad de información que recibimos sin descanso a través de los medios de comunicación, es normal que consideremos la pandemia por coronavirus un problema tan solo de salud y económico. Sin embargo, perdemos de vista que ha afectado (y afectará) en una carrera sin retorno al mundo de la cultura en general, y al del arte en particular. Algo tan insignificante en apariencia como un virus (y no de los más peligrosos) ha transformado nuestra vida, nuestras rutinas y nuestra manera de relacionarnos con nuestro entorno.

Nuevas formas de hacer arte
Y una de las mayores transformaciones es la que nos obligará a convivir con las nuevas formas de cultura, que deberán abrazar sin opción las nuevas tecnologías. Si el proceso por el cual el arte y la cultura se adaptaban a las TIC se había puesto en marcha hace ya décadas, esta pandemia ha acelerado su implantación de forma radical. Y ello supondrá que todo aquel que quiera tener un hueco en cualquier punto del proceso cultural deba habituarse a esta nueva realidad de la manera más veloz y efectiva que pueda.
Si bien es cierto que la pandemia por coronavirus ha golpeado con fuerza el sector cultural y se han contabilizado pérdidas astronómicas, también es cierto que ha sido y será una oportunidad para explorar nuevas formas de difusión, creación y consumo de la cultura. Es de Perogrullo decir que internet deberá ser la vía de comunicación por excelencia, pero hay que tener en cuenta que siempre habrá de convivir con el entorno analógico. Es ahí donde radicará el escenario cultural y artístico a partir de ahora. Y es ahí donde tanto los creadores como el público deberán posicionarse y encontrarse.
Reinventemos la cultura
Además, durante estos meses de confinamiento, hemos sido testigos del amplio abanico que tenemos por delante en cuanto a expresiones culturales. Hemos visto emerger exposiciones de todo tipo, puestas en marcha de radios por doquier, visionados de artes visuales, museos que ponen al alcance de nuestro móvil todo su arsenal, nuevas formas de hacer cine, teatro, musicales y mucho más. Y es que en épocas de escasez y constreñimiento, la imaginación del ser humano es cuando más se pone a funcionar.
Por si fuera poco, todas estas manifestaciones culturales han captado el mensaje del público (que por cierto lleva ya tiempo enviando) de su deseo de no ser un mero espectador. Así, se han planteado nuevas formas de participación, colaboración y entendimiento entre el artista y su público. Y esto no hace más que enriquecer nuestra cultura.
Por último, queremos destacar el gran protagonismo del espacio doméstico en estos meses de cuarentena, un espacio que creemos que será protagonista en los próximos meses o años. Esto resulta altamente enriquecedor en cuanto a la educación cultural y artística de los más pequeños, que han visto en muchos casos crecer y evolucionar su gusto por el arte en sus múltiples manifestaciones.
Sí, estamos de acuerdo en que este no es el mejor de los escenarios para la cultura, pero pensamos que nuestra capacidad como ser humanos de reinventarnos es mucho más sólida que todos los coronavirus que se nos puedan poner por delante. Porque por eso somos humanos, porque nos adaptamos a nuestro entorno, por muy hostil que nos pueda parecer al principio, como no lo hace ningún otro ser vivo de este planeta.