Aunque la tecnología de impresión 3D hace ya algunas décadas que es una realidad, lo cierto es que en los últimos tiempos ha legado al gran público, debido sobre todo al abaratamiento de su coste y a los avances tecnológicos que este sector ha desarrollado. Y como otras tantas tecnología, esta ha llegado al mundo del arte para quedarse.
Y es que gracias a esta tecnología se han podido llevar a cabo proyectos artísticos que hasta ahora solo tenían lugar en las mentes de los artistas, debido básicamente a que se trataba de obras imposibles de plasmar en la realidad. Hoy en día, sin embargo, esto está al alcance de todos, y es aplicable a una gran cantidad de expresiones artísticas. Por ejemplo, uno de los problemas a los que se han enfrentado siempre los creadores de arte es la manera de capturar el movimiento. En este sentido resulta muy inspiradora la obra de Eyal gever, un artista digital que, mediante la tecnología 3D, crea diferentes objetos para después simular con ellos choques con una gran carga violenta u otro tipo de desastre.
Otro ejemplo es la obra de Danny van Ryswyck, artista que emplea esta herramienta digital profusamente. La temática de su obra es especialmente tétrica aunque no deja de fascinar. El proceso de Van Ryswyck consiste en modelar como si empleara para ello arcilla unos personajes y los imprime en 3D. Por último, los finaliza a mano, por ejemplo aplicando la pintura.
Un artista español, Víctor Marín, lleva más de diez años modelando con la tecnología 3D. Este escultor digital creó la empresa Invictus Design para poder hacer realidad toda clase de proyectos, de particulares y empresas. Entre sus clientes se encuentran algunos de la talla de los estudios cinematográficos Warner. A pesar de ser un ferviente defensor de las herramientas digitales, Marín apuesta por la fusión de esta tecnología con los métodos tradicionales, la mejor pareja para los mejores resultados. Y es que esta parece ser la tónica con la que se trabaja, como en otros campos diferentes del arte: una mezcla entre tradición y digitalización.
Por último, señalaremos la obra de Gilles Azzaro, un artista francés al que se le ha considerado ser «escultor de la voz», pues sus creaciones provocan que lo invisible se haga tangible a nuestros ojos. Así, lo que hace Azzaro no es otra cosa que plasmar de manera palpable cosas como la voz y los sonidos. Su obra más famosa no es otra que una espectacular escultura que plasma un discurso del presidente estadounidense Barack Obama. En esta línea, ha habido otros artistas que han seguido esta estela y han hecho tangible cosas como la radicación, las ondas de sonido o datos sismográficos, entre otras.
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