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A pesar de que a dos vocablos en apariencia tan alejados conceptualmente les pueda resultar difícil establecer una relación “sana”, lo cierto es que con las estrategias y las herramientas adecuadas, todo artista, no solo podría, sino que debería prestarle especial atención a su marketing. Y es que, más que nunca hoy en día —sumergidos como estamos en la era de internet—, todo aquel que se proponga vivir de su arte debería establecer las vías adecuadas para poder publicitar su trabajo, tanto dentro como fuera de las redes.
A cualquier persona que tenga una ocupación autónoma le es difícil dar a conocer su quehacer, es decir, promocionarse, y podemos estar seguros de que esta parte del trabajo es tan esencial como el producto mismo. Y en cuestión de arte incluso resulta un poco más complicado. Sin embargo, hay que tener claro que una buena estrategia de marketing le dará tan buenos resultados a un artista como a cualquier otra persona que pretenda vender algo.
Todos los buenos museos cuentan con un departamento de marketing, algo que puede sorprender a muchos porque, podríamos pensar, ¿necesita un pintor reconocido, como pongamos por caso Monet, que se publicite su obra? Sí, sin ambages, pues incluso en casos como este todo artista y toda obra de arte necesitan reinventarse, darse a conocer una y otra vez, y suponer algo más que una simple experiencia visual.
Y el secreto está en conectar con nuestra audiencia, y para ello hoy más que nunca contamos con una herramienta imprescindible: las redes sociales. Así pues, es esencial contar con perfiles en estas, así como una web profesional para acercar a nuestro público a nuestra obra, y, por supuesto, interactuar con él. Y no nos olvidemos de que nuestra interacción en el mundo virtual de otros artistas es otra manera de acercarnos a más gente, y por lo tanto atraerlos a nuestra obra. Todos ganan…
No obstante, no hay que olvidar la otra gran faceta del artista, que no es otra que el mundo real. El artista, así como su obra, debe tener presencia en talleres, espacios artísticos, exposiciones (tanto propias como ajenas), y toda esa caterva de actos sociales relacionados —o no— con el campo del arte en el que se trabaje. Esto no solo nos proporcionará visibilidad, sino también, e incluso más importante, hará que conectemos con un sinfín de personas que, de algún modo u otro, podrán ser importantes en nuestra trayectoria artística.