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A pesar de las reticencias (o podríamos decir miedo) que siempre ha tenido el ser humano frente a la máquina, lo cierto es que nadie puede engañarse en este sentido: es una realidad presente que las máquinas forman parte de los procesos creativos de todos los campos, ciencia, bellas artes, música, arquitectura, cine… Pero ¿qué hay de la máquina creativa, es decir, de aquella que no solo sirve de apoyo al proceso creativo humano, sino que es capaz de pensar y por lo tanto crear de manera autónoma? En el artículo de hoy abordaremos el presente y el futuro de las máquinas en los procesos creativos.
La creatividad computacional es aquella rama de la inteligencia artificial que aborda un punto de vista novedoso en este campo, y que no es otro que considerar a las máquinas, no solo como herramientas complementarias que emplean los creadores, sino como “una entidad creativa en sí misma”.
Así, de esta manera, ya es posible hoy en día disfrutar de obras de arte creadas y ejecutadas por ordenadores con el mismo estilo que, por ejemplo, Picasso, de tal calidad que incluso los expertos en arte no son capaces de distinguir entre una obra de este artista y otra creada por la máquina. Y podríamos nombrar ejemplos similares en otros campos, como la música, la escultura y la literatura.
No obstante, no es oro todo lo que reluce en la creatividad computacional, o no al menos hasta ahora. Existe un escollo: la capacidad, hasta ahora reino de la humanidad, de romper las reglas, es decir, aquello que hicieron artistas de la talla del nombrado Picasso, en el arte; Shakespeare, en la literatura; o los Rolling Stones, en la música. Parece ser que todavía falta algún tiempo para que las máquinas sean capaces de dar los saltos creativos que produjeron estos insignes maestros. Y esto se debe a diversas cuestiones. Por un lado, las máquinas todavía no pueden saber si lo que hacen está bien hecho, esto es, no tienen criterio para seguir una vía creativa u otra, o sea, un estilo u otro. Por el otro, a día de hoy los programas informáticos solo son capaces de “crear” si encuentran patrones reconocibles y a partir de ellos realizar una obra que copie esos patrones, aunque sin copiar la obra en sí.
Sin embargo, cientos de equipos científicos de todo el mundo trabajan sin denuedo en esta línea: la de lograr que un programa informático tenga absoluta autonomía creativa y, por ende, sea capaz de evolucionar y crear algo totalmente nuevo, no una simple copia como se ha hecho hasta ahora. Y esto se ha conseguido con mayor éxito en campos como el arte plástico y la música, y menos en la literatura, donde los resultados han sido bastante decepcionantes.