El 29 de marzo de 2019, por fin la Unión Europea aprobaba el artículo 13 para todo el continente (por 348 votos a favor, 274 en contra y 36 abstenciones), tras un largo periodo de una intensa lucha en contra de su aprobación por parte de diferentes colectivos, que pretendían modificar el acuerdo. Pero ¿qué legisla el artículo 13 y, más importante, cómo nos afecta como artistas? En este artículo, intentaremos dar respuesta a estas importantes preguntas que nos atañen en gran medida como colectivo.
El artículo 13, a grandes rasgos, nos limita la manera y la cantidad de información que podemos publicar en internet. Tan grandes y devastadores son sus efectos que multinacionales como Goggle o Wikipedia han sido estandartes en la lucha contra su aprobación. Y es que con este artículo, tanto grandes como pequeños usuarios de internet y sobre todo de las redes sociales deberemos “implementar filtros de copyright” al contenido que publiquemos; es decir, este filtro deberá comprobar si aquello que compartimos se encuentra sujeto a derechos de autor y, de ser así, la red social en la que estemos trabajando deberá bloquearlo.
Pongamos un ejemplo práctico. Imagina que en tu perfil de Facebook quieres publicar una imagen de un cuadro de Picasso para compararlo con otro tuyo y analizar los dos estilos, algo tan simple como esto. Pues bien, a no ser que tengas expreso permiso de quien posee los derechos de autor de la imagen del cuadro de Picasso, o, en su defecto, hayas hecho lo inimaginable para conseguir esos derechos, el artículo 13 dice que no puedes publicarlo, y de llevarlo a cabo la red social deberá bloquearlo. También así de simple. Sin embargo, y por otro lado, las multas que se generen en caso de que el filtro de las redes sociales no funcione en el debido tiempo y forma quedarán a cargo de las mismas redes, así que por ese lado podemos estar tranquilos.
El gran miedo de muchos colectivos, también el nuestro, frente a esta ley es que la red se convierta en un lugar con muchas más restricciones de lo que lo es hasta ahora, y, lo que es peor, que solo las grandes corporaciones sean capaces de generar los filtros que se precisan para subir contenido adecuado, lo que dejaría fuera de juego a los particulares, que no contarían con los recursos necesarios para poder implementarlos. Esto se traduce en que a partir de ahora nos encontremos con muchas limitaciones en cuanto a copyright a la hora de publicar nuestro contenido: si se aprueba por la red social, no habrá problema; de lo contrario, nos quedaremos sin publicarlo. No obstante, la ley ha dado un periodo de dos años para adaptarse a sus mandatos, así que aún hay tiempo.
Esta regulación indica que la responsabilidad de que no haya contenido ilegal subido en las plataformas online como YouTube pasa a ser responsabilidad de las propias plataformas y no del usuario. Esto implicaría que todas ellas tendrías que comenzar a utilizar filtros muy agresivos – mucho más que los vigentes actualmente – para evitarlo.
Esto ha puesto en jaque a muchos creadores de contenido que consideran que muchos de sus trabajos podrían verse afectado por esta medida cuando suben contenido legal pero protegido por los derechos de autor. Por ejemplo, digamos que un youtuber mete en su vídeo una escena de una película y la cita. Esto es legal; sin embargo, no pasaría por estos filtros y el vídeo sería automáticamente retirado para ver fuera de la Unión Europea. Y es que actualmente no existe una tecnología lo suficientemente avanzada como para que pueda discernir entre lo que es legal y lo que no, solo detecta contenido protegido por derechos de autor.