Son mayoría aquellos artistas que deben hacer malabares para llegar a fin de mes tan solo con la venta de sus obras. Unos pocos elegidos consiguen alcanzar las cifras astronómicas que les permiten vivir holgadamente. Y en determinados países esto es aún más acusado. Por desgracia, el nuestro es uno de estos últimos. Los artistas españoles no solo no tienen el acceso adecuado al mercado del arte nacional o internacional, sino que además las administraciones invierten en ellos de una forma muy precaria. Esto deja al grueso de los artistas de estos lares en una situación que no se produce en el resto de Europa y en los países avanzados en el resto del mundo.
Vivir del arte es desde el origen de los tiempos un verdadero arte. Alguien debería darle el título de “décimo arte”, detrás del cine. Y no es una broma. Si hiciéramos una encuesta a una buena cantidad de artistas españoles arrojaría unos resultados realmente escalofriantes. Muy pocos son los que logran vivir de la venta de sus obras. Por si fuera poco, la crisis de la COVID-19 no ha hecho más que empeorar el asunto. Y es que la cultura, sea de la forma que sea, está abocada a ser la primera víctima de cualquier crisis económica que se precie.
Otro de los factores que impiden que el arte sea un producto de consumo potente es el hecho de que no hay una cultura del arte. Es decir, en nuestro país las administraciones, con el Ministerio de Cultura al frente, llevan décadas de olvido del arte, al que se ha reducido a la mínima expresión.
Los artistas se buscan la vida. Y esta frase no hace más que reflejar la realidad. Con la fuerza de su entusiasmo se logran grandes obras que son admiradas mucho más en el extranjero que en su propio país. Sí, esto es verdad, pero también lo es, y más si cabe, que nadie vive alimentándose de entusiasmo. Ojalá, pensarán algunos. Y esto lo saben bien los artistas cada vez que alguien les pregunta aquello de que cómo van a vivir del arte: todo el mundo conoce que se trata de un sector en el que no se está por amor al dinero. Pues son unos pocos los privilegiados que consiguen vivir de su obra y menos los que logran fama y opulencia.
Sin embargo, no todo está perdido, y no sería la primera vez que los artistas de este país logran superar una crisis económica, aunque la que se nos viene encima sea de las peores de la historia de la humanidad. Todavía tenemos una oportunidad para superarnos y salir adelante. No obstante, para ello hay que reivindicar una ley que proteja a estos hacedores de cultura.
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