Originario de Alemania, este estilo artístico vanguardista comenzó su andadura a comienzos del siglo xx, a la vez que el fauvismo galo daba el pistoletazo de salida. Aunque, no obstante, no tienen muchas características en común. El expresionismo basa su alma en el feísmo, el pesimismo, lo prohibido, lo obsceno y lo morboso, características que otras corrientes de la época rechazaron por ser demasiado oscuras. Una de sus máximas es la deformación de la realidad, que pretenden expresar de manera más subjetiva. Consideran que la verdad del arte consiste en mostrar las emociones y los sentimientos, es decir, pasar la realidad por los filtros personales.
A pesar de que hubo antes en la historia del arte otros artistas que pretendieron deformar la realidad y pasarla por el cedazo de sus emociones —como Brueghel el Viejo, Van Gogh o Goya—, lo cierto es que fue en este momento en el que se dieron las circunstancias para la explosión que supuso este estilo pictórico. Hay que tener en cuenta el contexto histórico. El mundo acaba de salir de la Gran Guerra y se encuentra en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Un caldo de cultivo idóneo para que se produjera un arte más intuitivo y personal. La visión del artista se dirige hacia el interior, contrariamente a lo que venía sucediendo en el arte, una visión más hacia el exterior. Así, a partir de ahora la expresión (el interior) será lo que prediquen estos artistas.
Técnicas pictóricas y etapas del expresionismo
La temática sórdida y oscura predominará en este estilo. Los temas principales serán, por lo tanto, la muerte, el sexo, la soledad, la miseria, entre otros. De esta forma el artista intenta expresar el amargor que predomina en el mundo. La sociedad occidental se ha volcado en la modernidad y la industrialización, los valores de antaño pasan al olvido y todo se impregna de una atmósfera de incertidumbre y miedo a un futuro sin luz. El individuo se siente aislado, alienado de la realidad.
Las etapas del expresionismo son las siguientes. Una preexpresionista, en la que Munch y Ensor se erigen como pioneros del movimiento. Una segunda en la que el grupo Die Brücke se considera líder. Una tercera donde otro grupo de artistas llamado Der Blaue Reiter proclama la libertad creadora. Y, por fin, encontramos la Escuela de París, en la que un nutrido grupo de artistas se dedican a vivir la vida en los barrios más bohemios de la capital gala.
Personalmente, este movimiento es uno de los que más me han fascinado de a cuantos he podido acercarme. Y la característica que más me ha removido como artista ha sido la visión que el pintor expresionista tiene frente a la realidad. Los colores, estridentes y llamativos, del expresionismo siempre me han inspirado, así como la obra de algunos de los grandes de este estilo, como Max Beckmann, Otto Dix o Elon shiele.