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Hay asociaciones que por extrañas sorprenden a todo aquel que las conoce. Sin ir más lejos pensemos en la gastronomía y sobre todo en las últimas tendencias de esta, que han puesto en jaque hasta el más cultivado de los paladares. Sin embargo, hay otras que, si bien en un primer momento pueden parecer algo sorprendente, a la que profundizas un poco más, te preguntas cómo es posible que no hayas llegado hasta ellas hace tiempo. La fusión entre el arte y el reciclaje, o, mejor dicho, la incursión del reciclaje en el arte, es una de ellas.

Y no pensemos que se trata de una moda nueva, de esas que recién salen del horno. No, arte y reciclaje hace miles de años que conviven con el ser humano. Pero ¿qué es exactamente esto de emplear la técnica del reciclaje en el arte? Pues bien, se trata de reutilizar elementos cotidianos (o no tanto) ya usados cuyo destino sería el basurero para producir una obra de arte totalmente nueva; es decir, se les otorga a estos desechos una nueva vida, una nueva oportunidad para engendrar algo maravilloso. Y parecería sencillo, pero lo cierto es que se trata de todo un arte (y valga este juego de palabras).
Los materiales reciclados pueden ser de todo tipo; como, por ejemplo, botellas de vidrio o de plástico, cualquier tipo de envase, electrodomésticos o partes de estos, papeles de todo tipo, cartones, maderas, piezas de automóviles (o estos enteros)… En realidad, todo vale: desde las cosas más pequeñas e insignificantes hasta las más grandes.
Los beneficios de este tipo de arte son múltiples. Por un lado, el más evidente es el que hace referencia a la protección del medioambiente: cualquier cosa que aprovechemos y reciclemos estará redundando en una mejora del entorno donde vivimos. Como segundo beneficio tenemos uno de tipo creativo; es decir, el artista, al tener que hacer una búsqueda activa de los materiales que va a emplear para su obra (y no ir directamente a comprarlos a un establecimiento donde se los ofrecen sin ningún tipo de esfuerzo), debe realizar un doble trabajo, pues tendrá que dar sentido a un material que de por sí no lo tiene, e idear técnicas y herramientas para poder realizar una nueva obra en la que estos materiales adquirirán una función novedosa, con unos resultados que muy probablemente sean aún más interesantes precisamente por esta característica.
El reciclaje en el arte es sinónimo de transformación: de inútil a útil, de feo a bello, de desecho a funcional… Son muchos los aspectos positivos que nos ofrece esta técnica al alcance de todos los artistas y, por supuesto, de todos los bolsillos.