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¿Te imaginas poder comerte una ciudad? ¿Quizá saborear el Big Ben de Londres o la Torre Eiffel? Aunque parezca algo surrealista, algo así debían de ser los pensamientos que se pasaron por la cabeza del primer artista de la urbanofagia.
En este artículo, quiero hablarte de cómo se mezclan el arte y la comida en la urbanofagia, también conocida como arquitectura comestible. ¿Estás preparado? ¡Vamos a empezar!

¿Qué es la urbanofagia?

La urbanofagia, que también es conocida como arquitectura comestible, es un concepto creativo que es muy poco conocido.
¿De qué se trata realmente? De realizar una maqueta a escala de una ciudad con la finalidad de comérsela. Es decir, hacer una maqueta comestible. Por ejemplo, las fachadas pueden estar hechas de gofres, los árboles pueden ser pimientos y los taxis podrían ser de regaliz.
Puede que nunca antes hubieses escuchado hablar de este tipo de arte. De hecho, no es común hablar de él, y es mucho menos frecuente tener la oportunidad de acudir a un evento a comerte una ciudad.
Además, por su propia naturaleza, no se trata precisamente de un tipo de arte que se conserve en el tiempo. Su finalidad es muy clara: ser comido.

¿Cómo se origina la arquitectura comestible?

A Daniel Spoerri se le considera el creador de una corriente llamada Eat Art, o arte comestible. En este tipo de arte, el público podría permanecer estático simplemente viendo la obra, o interactuar con ella, hasta el punto de llegar a comérsela.
En los años 80, antes de llegar a la urbanofagia, se originaron los Sombreros Comestibles. Estas eran unas postales en las que las modelos llevaban unos sombreros muy grandes y totalmente comestibles.
También son famosas las Pictofagias, cuadros hechos con alimentos que se comían; las Logotipofagias, como la que se realizó del logotipo de la ONCE, o las Bibliotecas comestibles.
Una vez que el arte comestible había pasado por todos esos puntos, llegó la urbanofagia, o arquitectura comestible. En España, y enmarcado en la opción del público que interactúa con la obra, surge Ali&Cia.
Se trata de un colectivo fundado por Alicia Ríos y Bárbara Ortiz, que ha recreado una serie de ciudades de varias zonas de España, para que más tarde fueran devoradas por el propio público.

Madrid, Gran Canaria, y otras…

Son muchas las ciudades que han pasado por los paladares de los aficionados a la urbanofagia. Por ejemplo, a ciudades como Londres, Melbourne o París ya se las han comido.
En España, y a través del colectivo Ali&Cia, se han recreado ciudades como Madrid, Segovia, Las Palmas…
En el caso de Madrid, la Biblioteca Nacional fue hecha en milhojas, la Puerta de Alcalá era de chocolate blanco, la Torre de Colón era de sushi y la Casa de América estaba hecha de frutas tropicales.
También se comieron la isla de Gran Canaria, donde la famosa playa de Las Canteras se hizo de gofio y los bañistas y paseantes eran gambas a la plancha.
Para terminar, solo cabe destacar el punto humorístico que tienen estas obras, donde los ingredientes son elegidos, no solamente por su color o forma; sino también por su significado.