“El Triunfo de la muerte” de Pieter Brueghel es un óleo que ha recobrado una especial importancia en los últimos años; primero por su reciente restauración en 2010, y segundo por su significado, tan presente en estos días.
Al mirar esta obra medieval, pintada por el artista holandés en el año 1562, nos llena del sentimiento que el artista quería plasmar: incertidumbre, peligro y la muerte, que nos alcanza a todos por igual.
Pero, ¿qué más esconde esta obra? En este artículo me gustaría hablarte del “Triunfo de la muerte” y de algunas de las lecturas que se han hecho a esta obra pintada sobre cuatro paneles de madera.
Una obra sin jerarquías
El primer simbolismo de esta obra lo encontramos en la forma en que se llevó a cabo la composición. Recuerda a El Jardín de las Delicias, de El Bosco, porque no tiene ningún tipo de jerarquía.
Todo es caos y amontonamientos de personas, que no destacan unas sobre las otras.
Mientras que los artistas italianos, como Da Vinci, solían utilizar la estructura piramidal en sus obras, destacando sobre todos los demás personajes aquello en lo que querían centrar la atención; el Triunfo de la Muerte coloca a todos los personajes al mismo nivel.
Algo que, sin duda, también hace la muerte, que no distingue posiciones sociales ni económicas, no conoce límites: es implacable con todas las personas por igual.
La religión, los pecados y el apocalipsis
En la época medieval, las guerras y todas las catástrofes se entendían como un castigo de Dios a la humanidad. Y la muerte como su manera de “cobrar la cuenta”.
En el cuadro se reparten por diferentes puntos las representaciones de los que son conocidos como los 7 pecados capitales: la lujuria, la ira, la soberbia, la envidia, la avaricia, la pereza y la gula.
Y hay quienes sostienen que los tres caballos que aparecen en primer plano: el caballo amarillo, el rojo y el pálido representan a tres de los cuatro caballos sobre los que van montados los jinetes del Apocalipsis.
Símbolos por todas partes
Una obra tan repleta de cosas y, aparentemente, caótica, está llena de elementos simbólicos que analizar.
Un ejemplo se encuentra en los relojes que aparecen en el cuadro, y que les indican a las personas que ya ha llegado su hora.
También podemos encontrar simbolismo en el pez, que vuelve a recordar a la pintura de El Bosco y que hace referencia al conocido dicho de que “el pez grande, se come al pequeño”.
Por otro lado, vemos un ataúd gigante, en el que las personas entran en tropel, mientras un esqueleto que representa a la muerte va tocando los tambores, anunciando una vez más que les ha llegado el fin.
Una obra antigua y actual a la vez
Sin duda, El triunfo de la muerte es una de las obras más reconocidas de Pieter Brueghel y, probablemente, traiga muchos pensamientos a nuestras mentes en estos días.
Es una dura crítica a la moral de la humanidad, que prefiere la ignorancia y vivir ciega, antes que enfrentarse a una realidad difícil de digerir. Una pintura llena de detalles que nos recuerdan cómo se sienten muchas personas hoy, con una pandemia que no solo ha traído muerte, sino también angustia e incertidumbre.
Un claro ejemplo de una pintura que, aunque fue creada hace casi 500 años, sigue siendo actual hoy en día.