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Antonio García Villarán, quien ha acuñado este neologismo, es un youtuber que se dedica a hablar de arte y que triunfa en las redes, tanto que muchos de sus «conceptos» han traspasado las plataformas digitales para instalarse en círculos de debates offline. En este artículo abordaremos uno de estos conceptos, el hamparte, palabro que tiene cada vez más repercusión en los entornos artísticos digitales y no digitales.

Pero, para empezar, definamos qué es hamparte. La palabra está formada por los términos hampa y arte. Del segundo ya podemos tener una idea (o no…, como veréis si seguís leyendo), y del primero diremos que es un «conjunto de maleantes, especialmente organizados en bandas y con normas de conducta particulares», como nos indica el Diccionario de la Real Academia. De aquí, podemos entender que hamparte por lo tanto se emplea para describir obras de arte que en realidad no son arte, aunque se veneren y se vendan como si lo fuesen. Vaya, que cualquiera podría exclamar ahora mismo: «¡Ah! ¡Como lo que se expone en ARCO!». Pues eso…
Vayamos por partes. García Villarán lo tiene claro, para que una obra pueda ser definida como hamparte, debe reunir una serie de requisitos, que resumimos de la siguiente forma:
1. «Si uno o varios objetos fabricados en serie y que además están a la venta en el mercado común son presentados como obra de arte […]».
2. «Si una obra consiste en la elección de un objeto […] que es convertido en obra de arte por el hecho de colocarlo en un espacio expositivo […]».
3. «Si no es necesario tener talento para realizar una obra […], si está llena de lugares comunes o ideas manidas […]».
4. «Si el único valor que tiene la obra está sustentado por un concienzudo texto teórico [o de otra clase] que no encuentra su reflejo real en la obra […]».
5. «La fantástica y mágica atribución de valores inexistentes a objetos que son comercializados en el mercado del arte con precios exorbitantes […]».
Estos y algunos puntos más forman parte del «Manifiesto hamparte», que ha concebido el youtuber y que tiene una misión clara: revisar el pasado y el presente de la historia del arte para poder poner a cada uno en su lugar, sobre todo a aquellos superventas aclamados por la crítica (y generalmente faltos de talento) que han llenado las páginas de las vanguardias artísticas. Y no son pocos los que se han sumado a la iniciativa de García Villarán.
El youtuber nos pone algunos ejemplos consistentes y muy conocidos, como el de Yoko Ono, a la que le dedica las siguientes palabras: vendedora de humo profesional. Pero otros más anónimos aunque con mucha presencia en redes sociales como Instagram. Es el caso de Coco Davez, ilustradora que el youtuber ha rebautizado como «hampartista», pues según este el estilo de su obra no refleja talento alguno. El futuro parece augurarnos una buena dosis de hampartismo, visto lo visto…