Henri Matisse fue uno de los genios pictóricos del siglo XX. Como ya hemos hecho con otros autores en este blog, en este artículo vamos a hacer un repaso por la vida y obras del artista francés.
Nacido en Le Cateau-Cambrésis, Francia, el último día de 1869 y fallecido en Niza el 3 de noviembre de 1954; Matisse fue el mayor exponente del Fauvismo y, junto a Picasso, el gran artista de su siglo.
La vida de Matisse
Henri Matisse nació en el norte de Francia, en una familia de clase media. Su madre fue quien le regaló sus primeras pinturas y pinceles en 1889 y le hizo descubrir su verdadera vocación.
A la vez, su padre se oponía abiertamente a su carrera como artista; llegando a decir que se moriría de hambre y que era una carrera de vagabundos.
Tras haber trabajado para un bufete de abogados, en 1891 dejó este trabajo para el año siguiente matricularse en la Escuela de Bellas Artes de París.
Tuvo la fortuna de ser un artista reconocido en vida, y pudo ver cómo 2 años antes de su muerte se inauguró un museo que albergaba sus obras, ubicado en su localidad natal.
Tras una larga enfermedad, el artista falleció en la ciudad de Niza, donde estaba instalado, el día 3 de noviembre de 1954, a los 84 años.
Su rivalidad con Picasso
Una de las curiosidades más reseñables de su vida fue la rivalidad que existió entre el artista y Pablo Picasso. Probablemente, una de las mayores rivalidades de la historia del arte.
Tanto Picasso como Matisse sentían admiración por el otro, a la vez que envidia. Y, en gran parte, muchas de las obras de uno, inspiraron al otro. Además, sus personalidades eran totalmente diferentes.
La obra de Henri Matisse
¿Qué es lo más destacable de la obra de Henri Matisse? El francés pasó por diferentes estilos y técnicas artísticas, desde el puntillismo (al que llamó tiranía) hasta el fauvismo, del cual fue el principal exponente.
En 1896, cuatro de sus pinturas fueron expuestas en el Salón de la Sociedad Nacional de Bellas Artes de París y su éxito fue rotundo. El Gobierno francés compró su cuadro Mujer leyendo para decorar el castillo de Rambouillet.
Poco después, en 1897, pintó La mesa de la cena, inspirándose en la luminosidad de Renoir y creando una composición clásica de verde y rojo intenso.
En el verano de 1905, en Colliure, comenzaron sus juegos con el color, donde sus cuadros se convirtieron en auténticas explosiones coloristas. Sus composiciones eran muy llamativas debido a las composiciones de colores: naranja y azul; amarillo y violeta; rojo y verde…
Dos cuadros muy importantes de esta época son Mujer con sombrero y La ventana abierta. Poco más tarde se vio influenciado por el estilo orientalista y el cubismo. Un cuadro que destaca de la década de 1910 es El pintor y su modelo.
En sus cuadros La blusa rumana y El gran interior rojo el colorido fue mucho más atrevido. Sin embargo, la edad y la enfermedad a partir de 1940 no le permitieron pintar mucho más. Por ello, se dedicó a continuar su expresión artística mediante los papeles recortados de colores.
Sin duda, fuese de manera pictórica o mediante sus últimas obras de papeles recortados, Matisse fue un gran aliado de los colores y la expresividad en el arte.