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Las obras de arte suelen sufrir un deterioro notable a lo largo de los años. Cuando una pintura no se mantiene de la manera adecuada, puede perder colores o sufrir daños. Pero, incluso con un correcto mantenimiento, en ocasiones es necesario realizar restauraciones para devolverle sus características. Pero estas restauraciones no siempre salen bien…
Sea por una mala restauración, por un accidente o por cualquier otro motivo, muchas obras de arte se han echado a perder. En este artículo te quiero hablar de algunas de las obras más conocidas que han sido estropeadas y cuáles fueron las consecuencias. Te sorprenderá ver que no siempre algo estropeado deja de tener valor.

La Inmaculada del Escorial

La Inmaculada del Escorial es uno de los casos más recientes de destrozo de una obra de arte. En este caso, no se trata de la obra original, que está en el museo del Prado, sino de una réplica muy valiosa que conserva un coleccionista de Valencia.
Esta obra de Esteban Murillo, de principios del siglo XX, es una copia que, por algún motivo, decidieron darle a un restaurador de muebles para que la restaurase. El resultado fue terrible. Cualquier parecido con la pintura original es mera coincidencia. Gracias a este desastre pictórico, ha entrado a formar parte de la historia del arte como una de las restauraciones pictóricas más desastrosas.

Banksy y su “Niña con globo”

Banksy, uno de los artistas actuales más famosos, sobre todo por su arte urbano, pintó la “Niña con globo”. Durante una subasta en la que estaba apunto de ser vendida la obra en el año 2018 en Londres, la pintura comenzó a destruirse por sí sola.
Resulta que, en la parte trasera del marco, estaba sujeto el mecanismo de una trituradora de papel. Esta comenzó a funcionar justo antes de que la obra se vendiera por un millón de dólares, y dejó la pintura hecha tiras de lienzo.
Banksy consideró esto, no como una destrucción de su obra, sino como la finalización de su creación. Desde luego, no parece que haya sido un accidente y, ahora, tras el “destrozo”, la pintura vale el doble. Actualmente, su nombre es “El amor está en la papelera”.

La Virgen con el Niño y Santa Ana

Eran unas figuras fabricadas en madera oscura, que datan del siglo XV y que estaban expuestas en la Ermita de Rañadoiro, en Asturias. Allí, con el permiso del párroco de la iglesia, una lugareña se dio a la tarea de restaurar las figuras.
Su idea era “pintarlas, porque estaban horrorosas”, y terminó haciendo un auténtico desastre. Las figuras quedaron más parecidas a una figura pintada por un niño que a una obra que exponer en la iglesia.

El más famoso de todos: el Ecce homo

Una de las no-restauraciones más famosas que hemos visto en los últimos años es la que sufrió el Ecce homo. Se trataba, en un inicio, de una representación del rostro de Cristo, pintado por Elías García.
Cecilia Giménez, una anciana de 82 años, sintió la necesidad de restaurar esta obra, que estaba muy desmejorada, y se ofreció para ello. Después de pasar por sus manos, la obra quedó completamente distinta. El cabello ya no parece cabello, la boca quedó totalmente difuminada y la nariz torcida.
Este caso tuvo como resultado un montón de eco mediático, y el “Nuevo Ecce Homo” se convirtió en todo un éxito a nivel mundial. De hecho, Cecilia comenzó a recibir ingresos como su autora y la iglesia donde está expuesto se convirtió en destino turístico.